biblioSEA-01

biblioSEA

biblioSEA es un foro abierto de conocimiento y rigor científico, dirigido exclusivamente a los profesionales de la salud con interés en la Arteriosclerosis


01

Consumo de azúcares simples e incidencia de cáncer, mortalidad por cáncer y por cualquier causa: Estudio de la cohorte del PREDIMED

Dra. Marta Alegret

Catedrática de Farmacología en la Facultad de Farmacia y Ciencias de la Alimentación.

Universidad de Barcelona. Barcelona, España.

En este estudio prospectivo se analizó la asociación entre la ingesta de azúcares simples y la incidencia de cáncer, la mortalidad por cáncer y la mortalidad total. El estudio incluyó 7056 personas de la cohorte del ensayo PREDIMED, de las cuales el 57% eran mujeres, con una edad media de 67 años.


Los hábitos dietéticos de esta población fueron recogidos al inicio del estudio y de forma anual, entre 2003 y 2010, mediante un cuestionario validado de frecuencia de consumo de alimentos. A partir de estos datos, se calculó la ingesta de azúcares simples para cada participante, según el contenido de sacarosa (fructosa + glucosa), fructosa y glucosa de cada alimento. La fructosa en zumos de fruta y el azúcar de mesa también se consideraron para el análisis. Se utilizaron modelos de regresión de Cox para determinar la relación entre la ingesta de azúcar y los eventos analizados, y se ajustaron los resultados en función de diversos factores de riesgo para el cáncer, tales como edad, sexo, índice de masa corporal, historia familiar de cáncer, presencia de diabetes, hipertensión o dislipemia, ingesta de alcohol, hábito tabáquico o consumo de carne roja o procesada, entre otros. 


Tras un seguimiento de 6 años, se registraron en la población estudiada un total de 534 cánceres incidentes, 152 muertes por cáncer y 409 muertes por todas las causas. El análisis de los resultados reveló que la ingesta de azúcares simples en forma sólida no tuvo relación con los eventos analizados, pero sí se observaron asociaciones entre dichos eventos y el consumo de azúcares en forma líquida. Así, un aumento de 5 g al día en la ingesta de azúcares líquidos se asoció con una mayor incidencia de cáncer (8% para el azúcar líquido total, 19% para glucosa líquida, 14% para la fructosa líquida y 39% para la fructosa del zumo de frutas). La mortalidad por cáncer y por cualquier causa aumentó en un grado similar con la ingesta de todos los azúcares en forma líquida. El riesgo de cáncer se incrementó de forma lineal con la dosis de azúcar líquido ingerido y fue independiente de la ingesta energética y los cambios del índice de masa corporal.


Finalmente, se realizó una estimación del riesgo de cáncer si los azúcares líquidos fueran sustituidos de forma isocalórica por otros nutrientes, como ácidos grasos, azúcar sólido o carbohidratos complejos. Este análisis reveló que la sustitución isocalórica de los azúcares líquidos por otros nutrientes reduce el riesgo de cáncer entre un 28 y un 36%, excepto en el caso de los ácidos grasos trans. 

Comentario


La posible relación entre el consumo de azúcar y el cáncer es un tema de plena actualidad, pero los estudios epidemiológicos en los que se analiza esta asociación son escasos y poco concluyentes. Tampoco está claro si los efectos negativos, si existen, se deben al azúcar en sí o a la sobrecarga energética que deriva de su consumo excesivo. Los resultados del presente estudio, que muestran una asociación significativa entre la ingesta de azúcar simple con la incidencia y la mortalidad por cáncer, independientemente de la ingesta energética y el índice de masa corporal, apuntan a un efecto nocivo específico que va más allá de la energía aportada y sus consecuencias sobre la adiposidad.


Otro punto de debate es que si la forma física en la que se consumen los azúcares simples influye en sus efectos nocivos. En los estudios epidemiológicos publicados hasta ahora no se ha realizado la comparación entre los efectos de los azúcares en forma sólida o líquida. Los resultados de este estudio muestran claramente que la asociación entre el consumo de azúcares simples y la incidencia de cáncer, la mortalidad por cáncer y la mortalidad por cualquier causa sólo tiene lugar con los que se ingieren en forma líquida, no en forma sólida. Estos resultados están respaldados por los análisis de sustitución, que muestran una reducción del riesgo cuando los azúcares líquidos son substituidos por otros nutrientes, incluidos los azúcares sólidos. Es destacable que el consumo de azúcar de mesa, que normalmente se utiliza para endulzar bebidas o alimentos semilíquidos, también se asoció a un incremento de la mortalidad.

Las razones por las cuales los azúcares en forma líquida son más perjudiciales no están del todo claras. Con respecto al aumento de peso, la evidencia predominante sugiere que el consumo de bebidas azucaradas comporta índices de saciedad bajos y una reducción compensatoria incompleta en la ingesta de energía en las comidas posteriores, lo que conduce a un hiperconsumo pasivo de energía. La hiperglucemia posprandial inducida por la ingesta de azúcares fácilmente absorbibles en forma líquida también conduce a hiperinsulinemia y alteraciones metabólicas relacionadas.


Este sub-estudio PREDIMED presenta ciertas limitaciones, empezando por las características de la población estudiada (personas mayores con alto riesgo cardiovascular), lo que hace que los resultados no puedan generalizarse a otras poblaciones. Por otra parte, tal como se ha observado en otros estudios en la población española de edad avanzada, el consumo de azúcar en forma líquida y, en particular, el de zumo de fruta natural, es bajo. Esto implica que los resultados del estudio, que muestran que para todos los parámetros el riesgo más alto se asocia con el consumo de fructosa procedente de zumo de frutas, deben analizarse con cautela. A pesar de estas limitaciones, el estudio presenta fortalezas como el diseño prospectivo, el amplio tamaño de la muestra, la obtención de datos alimentarios anuales y la larga duración del seguimiento. Por tanto, los resultados merecen ser tenidos en cuenta, ya que sugieren que una reducción en el consumo de bebidas azucaradas podría ser una medida preventiva eficaz para reducir la incidencia y la mortalidad del cáncer, así como la mortalidad por cualquier causa.

Share by: